El Rey de la gloria

Publicado por Rev. Jose Peña en

Salmo 24

El salmo 24 es una alabanza a nuestro Dios, en la cual se exalta su grandeza, comienza afirmando que es el creador y por tanto es el dueño de todo lo que hay en la tierra, sean tesoros, tierras, animales y aún los seres humanos, todos los que habitan en el mundo le pertenecen como creación.

Luego de afirmar la creación mediante Dios, el salmista hace una separación, es como decir, sin embargo; ¿Quién subirá al monte del Señor? Es decir; ¿Quién puede entrar en su presencia? La respuesta esta allí mismo: el limpio de manos y de corazón puro, el que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño. Ese recibirá bendición del Señor, y justicia del Dios de su salvación.

Luego termina con un cántico majestuoso al Rey de la gloria.

Es tremendo pensar que aunque todos somos su creación el es puro y santo, y no todos pueden entrar a su presencia, no todos serán encontrados justos, la creación está divida entre los que son “la generación de los que le buscan, de los que buscan su rostro”.

Hay una gran diferencia entre los que buscan a Dios, estos saben que Dios es el Rey, es el creador y que si nosotros creáramos algo que se nos arruina, simplemente lo destruimos y hacemos otro que tal vez nos quede mejor. Pero Dios nos ofrece soluciones, simplemente tenemos que venir a El. ¿Quién puede considerarse limpio de manos y puro de corazón?

David había codiciado la mujer de su prójimo, lo había mandado a matar para quedarse con ella, había adulterado, había roto la ley de Dios no solo una vez, sino varias veces y sin embargo, el dice que tiene las manos limpias y que es de corazón puro. La razón es que David no confiaba en su propia justicia, David sabía que el merecía la muerte, pues cuando uno ha hecho algo malo, la conciencia le dice que merece castigo.

Sin embargo; David es puro de corazón pues siempre que fallaba, venía con toda sinceridad reconociendo su pecado delante de Dios, el era transparente aún delante de los demás pues todos llegaban a saber lo que David había hecho y lo veían arrepentido y humillado delante de Dios. ¡Dios era el que lo declaraba limpio de manos!

David confiaba en el perdón de Dios. Comprender y aceptar el perdón de Dios es lo que hace libre a una persona, a veces nos cuesta perdonarnos a nosotros mismos, pero eso solo demuestra que no creemos que Dios sea capaz de perdonar nuestra maldad y ese sentimiento lo pone el acusador para no dejar que entremos al monte de Dios que es su presencia. Lo mas importante para Dios es la actitud de nuestro corazón que seamos parte de la generación de los que lo buscan, no de los que lo rechazan.

Oración:

Amado Señor, tu que conoces las intenciones de los corazones y no rechazas al que busca tu rostro, te ruego que perdones mis pecados y me permitas entrar en tu presencia, yo deseo ver tu rostro, para mi eres el mas importante.

Poder verte es el mayor anhelo de mi corazón y no quiero solo verte cuando muera sino desde hoy y para siempre, anhelo Tu presencia en mi vida.

Entra en mi corazón yo abro la puerta para que entre el Rey de la gloria.

Amén.


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