Heridas y Cicatrices
«Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas.»
Salmos 147:3
¿Que hacían nuestros padres para sanar nuestras heridas? nos curaban alcohol, agua oxigenada, mertiolate, etc.
Hay muchas personas, especialmente adolescentes que están adictos a cortarse, lo hacen para manejar el dolor, la depresión y la ansiedad.
Muchas veces, nosotros no lo hacemos físicamente pero lo hacemos espiritualmente, nos gusta estarnos hiriendo, somos masoquistas, estamos siempre abriendo la herida y poniendo sal para que duela.
¿Queremos de verdad sanar nuestras heridas?
La frase «yo perdono pero no olvido», claro que las cosas quedan en tu memoria pero no podemos traerlas a memoria intencionalmente para atormentarnos.
¿Que podemos hacer?
«Confiesense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean
sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da
resultados maravillosos.»
Santiago 5:16
Perdonar, hablar con la persona que ofendimos o que nos ofendieron para sanar nuestros corazones. No importa si la persona no quiere perdonar o arreglar la relación, dejemos eso a ellos con Dios.
Como leemos en Santiago 5:16
Reconer el sacrificio de Jesús
«Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor
más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado,
y no nos importó.
Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los
que lo agobiaban. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, ¡un
castigo por sus propios pecados.
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados.Fue
golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos
ser sanados.»
Isaías 53: 3-5
No hagamos nulo el sacrifico de Jesus El vino para salvarnos y darnos vida eterna,
para darnos paz y para sanarnos.
No abramos más nuestras heridas y que nuestras cicatrices no traigan amargura ni
dolor a nuestras vidas, sino gozo y gratitud de que hemos sobrevivido.
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