No lo permitas

Publicado por Rev. Jose Peña en

Éxodo 32:1-26

Mientras Moisés estaba recibiendo los mandamientos y la instrucción de Dios para su tabernáculo a fin de vivir en medio de su pueblo, el pueblo de Israel se puso impaciente y vinieron a Aarón y le pidieron que les hiciera un dios. Este era el hombre al cual Moisés había dejado a cargo para juzgar al pueblo, y para el pueblo era el sumo sacerdote, el guía, sin embargo; inmediatamente vemos que responde, pide oro y fabrica un becerro, esto lo hace con un molde y fundiendo el oro.

Dios está con Moisés y le dice que se apresure que el pueblo se ha corrompido (se arruinó), déjame destruirlos le dice Dios a Moisés y de ti haré una gran nación. Aun cuando la promesa para Abraham se cumpliría, Moisés rechaza este plan y habla con Dios (supuestamente haciéndolo cambiar de parecer). Moisés intercede por su pueblo pues el todavía no ha visto lo que han hecho, sin embargo cuando baja y ve lo que han hecho se enciende en ira y destroza no solo las tablas (pues ellos rompieron el pacto), pero también el becerro y los hace que tomen del polvo de este, para que entiendan que no es nada y que saldrá de igual forma que todo lo que comen.

Las intenciones de Dios siempre son buenas con todas las naciones, pero la maldad del hombre hace que su bendición se aparte de ellas. Vemos aquí un patrón del comportamiento humano que se ha repetido de generación en generación, sin embargo; así como a Moisés Dios lo pone a prueba, así los lideres son puestos a prueba.

Cual hubiera sido nuestra respuesta, ante un pueblo terco y rebelde para con Dios, quizás era mejor que los destruyera y de Moisés hiciera una nación (ante nuestros ojos quizás), pero ante los ojos de Moisés que solo pensaba en darle honor a Dios, eso haría que hablaran mal de Dios, que blasfemaran contra El, que trajeran mas pecado a sus vidas.

La actitud de Moisés muestra la clase de relación que tenía con Dios, un verdadero amigo, siervo, hijo, discípulo, etc., cubrirá siempre las espaldas de aquel que ama.

Echarle la culpa a Dios por las cosas malas, o echársela a otro es la actitud normal. Moisés sabe por donde entró el pecado, va donde Aarón y le dice: ¿Qué te ha hecho este pueblo para que hayas traído sobre él tan gran pecado?

No hay liderazgo sin responsabilidad, todo líder es responsable de lo que pase con la gente que dirige. El verso 25 dice: “Y viendo Moisés al pueblo desenfrenado, porque Aarón les había permitido el desenfreno para ser burla de sus enemigos”.

Sin duda alguna una nación como la nuestra que ha sido portadora del evangelio, de la luz de Jesús y ahora es una nación desenfrenada, que aprueba el pecado llamándolo “estilo de vida”, esto es culpa del liderazgo. Estamos no solo hablando del Presidente, también los lideres cristianos, los padres de familia, y todos aquellos que sabiendo que algo es malo no lo condenan, sino que dejan que la gente se corrompa y se desenfrene.

Oración:

Dios amado, bendice nuestra nación, ayúdanos a levantar de nuevo lo que una vez fue, limpia esta nación con tu presencia. Restauranos Señor.

Amén.


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