Súbete a tu cruz

Publicado por Rev. Jose Peña en

Lucas 23: 33-43

En las últimas horas de nuestro Señor, El siempre tuvo en mente que los seres humanos somos ignorantes, o por lo menos; es mejor creer que lo somos. Hay ocasiones en las que algunos actúan como los del concilio, los que crucificaron a Jesús (Lucas 22:2-6), estos tramaban, maquinaban como hacer la maldad que iban a cometer, simplemente por envidia y celo religioso, ni Herodes, ni Pilato encontraron en Jesús razón alguna de muerte, pero ellos tenían a Satanás en sus corazones.

Al contemplar los dos criminales que crucificaron junto con el Señor vemos representadas las dos actitudes que el hombre escoge Criticar y Juzgar o Reconocer y Pedir perdón.

En las situaciones de la vida diaria nos encontramos con situaciones que nos llevan a una posición (nos crucifican – nos ponen en una situación difícil), y esta situación hace que de nosotros salgan lo que tenemos en nuestro interior.

Solo cuando nos subimos a la cruz juntamente con Jesús, saldrá lo bueno y lo malo que tengamos dentro, muchas personas le huyen a la cruz, se niegan a reconocer que tienen necesidad de ser juzgados en la cruz, no quieren reconocer que tienen faltas. La cruz nos humilla, pues saca a la luz quienes somos, talvéz no lo hace públicamente, aunque muchas veces si lo hace.

Lo difícil cuando somos expuestos a la cruz publica es que a veces tomamos la posición del criminal que le echa la culpa a Dios, que todavía tiene el descaro de reclamarle, pues cree que se merece todas las cosas pues su memoria no le dice que se encuentra mal.

En oposición a esto están los que ante la presión de la cruz, se humillan; reconociendo que TODOS SOMOS CRIMINALES, todos hemos pecado, pero eso no es para justificarnos que así somos, sino mas bien para reconocer que no merecemos el perdón, que es la OPCION de Dios; si El quiere salvar y perdonar a un pecador como yo.

La actitud que tomamos siempre determinará la respuesta que obtengamos de Dios: “ciertamente hoy estarás en… “ depende de tu actitud.

Escojamos siempre el camino de la paz, la mansedumbre y la humildad siguiendo el ejemplo de Cristo, nunca se trató de justificar, ni buscó abogado que lo defendiera pues sabía que era inocente y el que siempre hace justicia (Nuestro Dios), será siempre quien al final tendrá la ultima palabra.

A veces tenemos miedo de ser crucificados en la vida, pero es solo cuando nos subimos a la cruz donde aprenderemos a conocer lo que tenemos en nuestro corazón, es allí donde le permitimos al Señor que cambie nuestro corazón.

Oración:

Amado Salvador, no hay nadie bueno, santo y perfecto; tu sabes que somos malos por naturaleza y peleamos con nosotros mismos pues en nuestro interior llevamos a los dos criminales, uno quiere criticar y juzgar, mientras el otro grita por dentro ten piedad de mi.

Yo reconozco que no hay nadie perfecto, por eso te pido que no le tomes en cuenta sus ofensas a los que me odian, y quieren mal contra mi, bendícelos y ayúdame a amarlos Tu los amas también, quizás no entienda, pero me basta saber que todos somos igualmente malos, yo no soy mejor que mi hermano.

Amén


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